domingo, 7 de octubre de 2012

Rincón del escritor: La nieve de un triste domingo


 La nieve de un triste domingo

Apoyo todo mi cuerpo en la barandilla e intento dar el primer paso. Siento en mis piernas un dolor punzante y en mi pecho un gran agujero, un agujero que sé que no cicatrizara. Subo los escalón con la mano en el pecho, tapándome la herida para que no sangre pero con cada paso que doy la respiración se hace difícil y el sufrimiento aumenta. Me doy cuenta que con cada escalón que subo voy dejando atrás una vida llena de obstáculos, mi vida. Millones de imágenes rondando por mi cabeza sin cesar, haciéndome recordar esos momentos en que desearía volver atrás, pero el dolor es vengativo, el dolor es tan cruel que no me deja verlos con claridad y lo único que hago es abandonarlos. Olvidaros. Una lágrima valiente se escapa de mis ojos antes de subir el ultimo escalón, ahora, delante de mi veo mi habitación, un lugar que lo consideraba mi escondite, un lugar para encerrarme y separarme de ese mundo que hay afuera. Pero esta vez no, no quiero morir en un lugar donde domina la soledad y la tristeza.

Cambio el rumbo de mi camino, y hasta con hacer eso me duele, mis pies se arrastran débilmente sobre el suelo y dejan un rastro de sangre a su paso. Poco a poco voy notando como el frió atraviesa mi piel y llega hasta mis sentidos debilitandome aun más.

Me dirijo hacia al jardín trasero y abro la puerta con lentitud, me sorprende que aun me queden fuerzas para hacerlo, afuera veo la blancura del invierno que cubre cada parte del paisaje, era un blanco tan puro que me hacia sentir en el cielo, quizás era allí donde iré. Una pequeña flor de nieve cae y acaricia mi mejilla, el tacto esta helado pero me trago un gemido de dolor para no romper el silencio de este triste domingo.                                                                                                                          
Levanto la vista y me pregunto a mi misma si podré ser feliz si cierro los ojos por esta vez. Y sin resentimientos me dejo caer en la nieve porque mis piernas ya se cansaron de luchar inútilmente. Me estiro boca arriba y miro el cielo mientras dejo que mi cuerpo se muera lentamente, se que estoy sola, que nadie se dará cuenta de que mi cuerpo moribundo esta aquí pudriéndose hasta un par de semanas, pero no me importa. La muerte era mi única escapatoria y a estas alturas ni tan solo me da miedo. El frió empieza congelándome los dedos y poco a poco va subiendo hasta mis brazos, minutos después ya se había apoderado de todo mi cuerpo. Mantengo mis ojos aun abiertos para llenar mis pulmones por ultima vez. Duele. Y esta vez, cuando cierre los ojos, sé que ya no tendré vuelta atrás.
(Segunda parte Aquí)

4 comentarios:

  1. Oh... que penurria.. :'( Te entran ganitas de llorar.

    Besis.

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  2. Jo, que tristón, pero me gusta como está escrito eh... jajajaja
    ¡Nos leemos! ¡un besito!

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  3. Wolaaa,
    Es precioso, me encanta. Tienes talento :)

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